lunes, 7 de enero de 2013

El día de en medio

Este día que queda aquí, en medio entre lo que todavía es fiesta y el momento de volver a la rutina, es siempre el que más me agobia.
Por una parte, entiendo que para los que tienen que volver mañana al esfuerzo de los estudios y las obligaciones, sea un día más de tranquilidad y aprovechamiento; pero esa sensación (puro marujeo) de ver la casa con el árbol de Navidad puesto, aunque ya apagado, como sin vida, bolsitas de caramelos a medio comer y ropa de las minivacaciones esperando una plancha, me produce como una especie de desazón contra la que no sé luchar; así que aquí estoy, dejándoles dormir sin hacer ruido y mordiéndome las uñas de ganas de empezar a poner en orden todo lo desordenado.
Es curioso lo que pasa en la vida. Esta sensación de inquietud me recuerda a otra época en la que los papeles estaban cambiados y conservo de una forma vívida, como si estuviera pasando en este momento, la voz de mi madre "relatando" porque no nos levantábamos y eran "las tantas", y ahora mismo, cuando tengo ganas de lanzar un toque de corneta para ponerlos a todos en pie y ventilar el año nuevo, me viene a la cabeza aquella pregunta que mis hermanos y yo nos hacíamos bajito, para no aumentar el enfado: ¿qué más le dará esperar a mañana?
Lo que yo digo siempre, que todo llega. Nos creemos diferentes, únicos, originales..., y en momentos así te das cuenta de que la vida no es más que un camino, un sendero con distintas etapas por las que, indiscutiblemente y a pesar de la resistencia que pongamos, tenemos que andar. Y pobre del que se detiene.
Bueno, bueno, que no quiero ponerme filosófica. Sólo quería asomarme a esta ventanita del café que me comunica con el mundo para deciros que espero que os hayan traído muchas cosas los Reyes o al menos que se hayan llevado vuestra lista de los deseos para que os los vayan concediendo poco a poco, sin saturación, que así será más agradable el disfrute. Este año hay que aprovechar porque éstos tampoco se libran de los recortes. Dice el Ministro que si quieren cobrar, tienen que seguir concediendo deseos por lo menos hasta el verano.
Por mi parte, siempre les pido lo mismo: salud, trabajo...bueno, esta vez he añadido una ilusión, aunque no puedo hablar de ella que si no, no sale. De momento, compartimos el secreto de mi petición Melchor y yo...ah sí, bueno, y el paje que tenía cara de buen chaval, al que le dije en el momento mágico del reparto: mira, yo, por si acaso, le he dejado escrito a tu jefe lo que quiero en un papel, que somos muchos y seguro que se le olvida algo.
El muchacho me hizo un guiño cómplice y deslizó el papel en un bolsillito de la túnica del Rey. Por mí parte desde luego no ha quedado....ahora ....me puede pasar como al del chiste:
-Doctor, doctor ¿usted cree que yo perderé el ojo?
-Hombre, yo te lo he "echao" "liao" en un papel en el bolsillo...ya si lo pierdes es cosa tuya...

2 comentarios:

Marcos dijo...

¿Es grave? y lo llevaba en el bolsillo. Muy bueno.

Pues empezamos nuevamente. Apretamos el cinturón un nuevo agujero y adelante.

Mamen Orcero dijo...

Pues, sí, apretaremos un agujero más y a aguantar el tirón.
Empezamos...

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