miércoles, 9 de febrero de 2011

EL CUMPLE

El próximo viernes mi sobrina cumple años.
Esta vez, como otras veces ha sido mi caso, sus padres han decidido celebrarlo en uno de esos locales en los que los cumpleañeros se sienten reyes por una tarde, compartiendo tarta, golosinas y música infantil con sus primos, amigos de clase, compañeros de diversas actividades escolares y todo el largo etcétera de retahílas que llevan para delante, hoy en día, nuestros niños.
Ya el viernes pasado, en la reunión semanal de la familia, ella llegó con unas invitaciones coloridas con las que el establecimiento en cuestión se hace propaganda, para entregarlas a sus primos en mano y darle un toque de distinción y seriedad a su merienda.
Oigo decir a menudo que esto es una locura y que estamos convirtiéndolo todo en un enorme circo, en una noria que gira a la velocidad de la luz y de la que es muy difícil apearse de un salto. Y no les niego la verdad del argumento, sobre todo porque es una muestra más de un capitalismo injusto que deja fuera de la guerra de armamentos a esas criaturas cuyos padres no pueden permitirse el dispendio.
Pero reconozco que yo no soy de las que piensan que todo tiempo pasado fue mejor, y algunas veces, viendo fotos antiguas de esos cumpleaños en blanco y negro en los que me reconozco con la nariz pintada (que yo no sé a quien se le ocurrió la ideíta de que la foto con el merengue en la nariz daba imagen de felicidad), compartiendo fruta escarchada y salchichón con mis primos, me imagino lo que hubiera sido para cualquiera de aquellos niños que formamos parte de ese fondo gris, haber podido pasar la tarde dando saltos en un castillo hinchable, jugando a ser princesas con la cara maquillada o bailando en una mini discoteca la última canción de moda.
Sí que es verdad que hay una diferencia enorme entre la forma de entender la vida de estos que son niños y de aquellos que lo fuimos. Es lógico porque ellos no pueden actuar de acuerdo a lo que no han conocido y por suerte o por desgracia, no heredamos en el código genético las malas ni las buenas experiencias de los que nos dieron la vida. Como la ley se hace costumbre y lo normal aburre, probablemente mi sobrina y sus invitados, disfrutarán el viernes pero pasarán página el sábado. La próxima semana habrá otro protagonista amigo y volverán de nuevo a recoger unas chucherías que ya ni comen por el hastío de lo frecuente. ¿Pero es que acaso esto no es lo mismo que pensaban nuestros padres de nosotros cuando dejábamos en el plato la comida, cuando no cuidábamos la ropa y amontonábamos cajas de zapatos por encima del recuerdo de su infancia de penurias?
Ahora, eso sí, os propongo un ejercicio de delirio: imaginaros por un momento, sobre todo los que ya estéis en “cuarentena”, que igual que en el guión mágico de una película, algún duende travieso se hubiera colado en aquellas casas de los 70, para sacar volando en el sofá de skay burdeos a los niños de nuestros cumpleaños, aquellos del pantalón de peto y el peinado “cuéntame” con los que correteábamos alrededor de la mesa para darle movimiento a la tarde. Pensad por un breve espacio, la expresión que pondría tu vecino- porque en aquella época nunca se invitaba al amigo del colegio sino al vecino de puerta- cuando viera aquella jaula llena de bolas donde enterrarse hasta la cintura y aquel montón de lápices de cera con el que “güarretearse “las manos, con la sonrisa consentidora de las madres estrictas de la época.
Sé que vivimos al borde de la sinrazón y que tal vez los padres del presente tengamos que pagar algunas de las culpas del futuro, es verdad, pero tengo que confesaros que me alegro de corazón de que este país sea, a pesar de los pesares, lo que es y de que el blanco y negro de la foto, sólo sea la añoranza de algunos y el mal recuerdo de otros.
Pues lo dicho, el viernes de cumple y parece que fue ayer… Espero que le guste mi regalo.


21 comentarios:

JUAN PAN GARCÍA dijo...

¡Qué arte, Mamen!
Maravillado quedo de tu manera de expresarte, ¿estilo se llama? Intuyo que tu profesión está relacionada con las Letras, y la verdad, siento envidia sana cuando veo que de un simple hecho cotidiano, como es la celebración de un cumpleaños, creas una obra de arte.
Y comentando el tema te doy la razón n todo. Hace un mes mi nieta fue a celebrar el cumple de una compañera de clase y se lo pasaron bomba, y sus padres con ellos.Han llenado su página de facebok de fotos.
Comparado con loque me regalaban a mí en el colegio... ¡Una estampita cada uno, que yo guardaba para regalar al próximo que cumpliera!
En fin, que cada vez que vengo aquí me voy lleno de admiración y satisfación por haberte leído. Que pases un feliz día.

Anónimo dijo...

Comparto tu admiración Juán, aunque siendo mi hermana esté feo decirlo.
Creo que hubiera sido demasiado para mi corazoncito acostumbrado al elastiquillo y la cuerda para saltar. No hubiera podido sacarme de allí ni la guardia civil.
Pero esa espinita de no haber probado las bolas, nos la tenemos que quitar, hay parques que tienen horario para mayores. El problema es que no permiten la entrada a los que tienen lumbago, asiática, contracturas musculares, meniscos rotos........, en fin, el que se salve que vaya.
Charito.

Mamen O. dijo...

Querido Juan. Reconozco que me da pudor recoger los halagos que me haces cada vez que vienes a visitarme. Pero quiero decirte, además de agradecértelo nuevamente, que no sientas para nada envidia. Escribir ha sido para mí siempre una especie de habilidad que ni siquiera he cultivado y eso no tiene mérito. A mí la admiración me la causan personas como tú a las que la vida (por lo que creo entrever en tus escritos) no les ha brindado toda la oportunidad que se merecen y en cambio ahí están, escribiendo, manejándose en internet, publicando libros, etc, etc. Gracias y que sepas que aunque no siempre comente, yo también te leo.
Un abrazo.
Charito, a ver si nos vamos a la sesión golfa de las bolas...ja, ja...me llevaré el ibuprofeno.

Anónimo dijo...

¡¡¡ME APUNTO!!! ¿Puedo porfa? ¿Puedo, puedo puedo?....Perdonad, por Dios. Por un momento creía que era el año 197? Genial tu entrada. La tarta era mi preferida (la de la foto quiero decir). Desde luego que lo de hoy no tiene nada que ver con lo de ayer. A lo máximo que yo llegué fue a invitar a mis primas, y ya eso era mucho en mi familia. Pero bueno, cada época tiene sus cosas, y ya está. Y como todos los padres y madres siempre habrá quien se tenga que sacrificar más y quien tenga que sacrificarse menos para que los hijos estén en igualdad de condiciones con el resto. Y si no puede ser, ya nos inventaremos algo. Si no, que nos lo digan a algunos que tenemos comunión este año (¿escribirás algo sobre esto, no?). Lo dicho, ¿cuándo es la sesión golfa esa? Tú, el ibuprofeno, y yo el condrosán. Mónica.

Rosa dijo...

Yo pagaría dinero porque me dejaran un dia saltar en los castillos inflables, saltar en las colchonetas y tirarme encima de centenares de bolas de colores... No podemos reprocharles a nuestros hijos lo que nosotros no pudimos disfrutar. De todos modos y como en todo hay que dar cierta cordura al asunto. No se puede ir todos los viernes de cumpleaños... No hay bolsillo que lo soporte. Besos

Anónimo dijo...

Te iba a felicitar por el artículo, pero despues del comentario de Juan, no sabría como hacerlo. Respecto a los cumpleaños, creo que no es sano para los niños criarlos de esta forma, pero tambien sería cruel que nuestros niños vieran los cumpleaños de los demás y que ellos se quedaran de manos vacias. Los niños de antes le dábamos mucho valor a cualquier cosa y eso nos a servido siendo mayores.

Kike dijo...

Primero ¡FELIZ COMPLEAÑOS!!!!!!!!! para tu sobrina.
Y luego decirte que creo que los cumple de hoy y a pesar de la parte económica con que fueron creados, son mejores que (por lo menos ) yo pasé en mi infancia, los chicos se divierten más, creo verlos más felices y siempre les queda un buen recuerdo de ellos.
Es por eso que prefiero los de ahora, al menos al compararlos con los que viví.
Te mando un beso grande y que la pases genial el viernes.

Mamen O. dijo...

Bueno, bueno, veo que se está formando una pandilla para la sesión golfa.Ja,ja.. Veo a Mónica y a Fer dispuestos y con el linimento preparado..
Primu, estoy segura de que dentro de un montón de años, tu hijo de tres años hará,hablando de sus hijos, un comentario como el tuyo: es que estos niños no valoran nada porque todas las generaciones tienen esa sensación porque los nuevos siempre tendrán más cosas o al menos cosas diferentes, más avanzadas que las que tuvieron los anteriores.
En cuanto al amigo Kike, me encantaría que si pasas otra vez por aquí nos cuentes alguna tradición o alguna costumbre típica Argentina en los cumpleaños.
Gracias a todos

geli dijo...

Mamen, en primer lugar gracias por acordarte de tu sobrina, ella y yo te agradecemos que le hayas dedicado esta entrada. Guardaré el texto para que lo recuerde cuando sea mayor y se esté quejando de las ventajas que tendrán (si evoluciona el mundo como debe) mis nietos (¡Pero que fuerte que suena esto, jeje!).
Yo pienso que el mundo ha cambiado y sí que a veces nos quedamos con las sensación de que esta generación es un pelín más desagradecida, menos cuidosa con todo lo que tienen y que valoran mucho menos los esfuerzos que los padres hacemos por ellos, pero en realidad sólo es la rueda de la evolución. Afortunadamente, hoy en día en nuestro país es más probable que una familia media se pueda permitir añadir a la tarta algo más que medias noches rellenas de mortadela, y si puedes permitirte ciertos lujos para ti, como no vas a anteponer la alegría de tus hijos.
Como yo cumplo el 15 de enero, después de reyes, y los esfuerzos que ya tenían que hacer mis padres, pues la verdad es que no recuerdo haber tenido invitados en mi cumpleaños nunca. Por otra parte, eso no me ha dejado ningún trauma, todos los que yo conocía estaban igual, así que no echaba de menos otro cosa. Recibía un regalo de mis padres y otro de mi padrino (no siempre, cuando se acordaba).
Mamá me recuerda muchas veces una grabación que había por ahí en las antiguas cintas, donde papá me preguntaba por teléfono unos días antes de mi cumpleaños, ¿Mamá te ha encargado ya una tarta? y yo respondía "no ha encalgao ni un migita"

Mamen O. dijo...

Como no me voy a acordar de ella. ¿Tú no sabes que en cuanto a sentimientos un sobrino es lo más parecido a un hijo? Pues ya son 9 añazos. Pues con lo espabilada que nos ha salido...vete preparando porque esta entra en la adolescencia en un pis pas.
En cuanto a los traumas de la infancia, me da a mi que esa palabra se acuñó hace seis o siete años porque yo tampoco recuerdo a nadie de mi generación con traumas..je, je

Anónimo dijo...

Por cierto, esa foto de la tarta que me es familiar, es muy original con una pluma como colofon final a un sin fin de delicatesen pero, ¿me podrias decir que es ese tarro que hay al lado que parece de mermelada pero que pone "LEVANTINA". Mucho me temo que hemos descubierto un secreto de la intimidad de nuestros padres.

Mamen O. dijo...

Ja, ja. Me da la impresión de que era melocotón en almíbar. Lo que no me explico es como se come eso en un cumpleaños, si te lo ponían junto al trozo de tarta o si era por si no había fruta escarchada para todo el mundo. Qué gracia. Ayer echamos mucho de menos a los dos rubios del catarro.

Unknown dijo...

Mamen supongo que la foto es parte de una de esas que tienes tú compartidas con la prima Marian, no?

geli dijo...

Adiós,,, no me he dado cuenta de cambiar la cuenta y ha salido el comentario con el usuario de mi cuñadito, que al parecer ayer me usurpó el ordenador...

Mamen O. dijo...

Menos mal que has dejado abajo la explicación porque cuando leí que alguien con el nick Isleño hacía ese comentario sobre las fotos compartidas me he quedado fuera de juego, pensando cual de nuestros primos sería. Ja, ja...este cuñadito de los dedos rápidos es que no deja ordenador viviente.

Anónimo dijo...

Oye, con la emoción de la sesión golfa de marras me olvidé por completo de felicitar a la protagonista del cumple, por lo menos a través de su madre. Espero que fuera una tarde genial. Besos y disculpas de nuevo. Mónica.

Flor dijo...

Hola Mamen
Te vi en el blogue de mi amigo Juan Pan y vine a ver tu blogue. Sabes que yo también tengo un blogue de tertulias de café pero es distinto del tuyo. El tuyo es mas sério jajajaja.
Te invito y como sera la primera vez no necesitas traer nada.
http://conversasdecafe-flor.blogspot.com

Un beso
Flor

Anónimo dijo...

Que bueno lo del melocotón en almíbar, que pedazo de fiestorro, jaja.
No se cómo podéis hablar mal de mi maridito el poco activo, él nunca usurpa nada a nadie, siempre se queda sentadito sin hacer nada, nunca se apropia de mando a distancia, ni de ordenador ni teléfono ajeno.
Charito.

Willy dijo...

Hola paisana... la verdad es q coincido con Juan eh... es impresionante cómo de un simple cumple, le das un uso a la palabra escrita realmente formidable... me ha encantado el post, q lo sepas...

Te dejo un abrazo grande grande!!!

JCR dijo...

Lo primero es felicitar a tu sobrina que seguro que se lo pasó bomba y que nosotros en nuestra época también hubiéramos disfrutado.
Un buen artículo, un tema muy actual, comentado largamente en los círculos de amigos, hablamos y llegamos a las mismas conclusiones, no son los castillos de bolas, no son las atracciones, las chuches, golosinas y demás extras que componen un cumpleaños, es la calidad no la cantidad, lo importante es el cumpleaños no el saco de juguetes que reciben, ni lo espectacular que sea el lugar, creo que son normas que nos imponen y que tenemos que abrir los ojos, no podemos criar a unas generaciones que en un futuro se conviertan en auténticos ególatras, tenemos que criar personas humanas, con corazón y que aprendan el valor de lo verdadero, es el cariño que recibes ese día el que te deja huella, los regalos se perdieron, no el recuerdo de los abrazos, besos, el cumpleaños feliz, el día que te sentías especial por ser querido.
Abrazos.

Mamen O. dijo...

En primer lugar quiero darle la bienvenida a Flor. Aquí te estaremos esperando cuando quieras un café calentito, o con hielo, como prefieras. Gracias por el comentario.
Gracias por supuesto también a Willy y a JCR por las felicitaciones a mi sobri. La verdad es que los niños se lo pasaron de lujo y los mayores sentimos un poquito de envidia el viernes. Ja, ja.

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